viernes, 2 de abril de 2010

Los juegos presexuales: ¿cómo le digo que me apetecen?


Se miran, se presienten, se desean
Se acarician, se besan, se desnudan
Se codician, se palpan, se fascinan...

Así inicia el poema 12 del escritor argentino Oliverio Girondo haciéndonos llegar toda la magia de los juegos presexuales, el encanto de esos minutos anteriores a la penetración tan llenos de expectación, originalidad y deseo. Pero... no siempre son así... y esta es una queja común en muchas mujeres: su pareja no le brinda importancia a esos momentos cruciales para la relación sexual y se pasa de manera casi inmediata a la penetración. De esta manera, no es extraño que con el curso del tiempo los encuentros amorosos pasen a ser monótonos, la inapetencia sexual establezca su reino y aparezcan las más diversas disfunciones sexuales.

Existen muchos hombres (vale aclarar que también hay algunas féminas que pecan de apresuradas) que no les brindan importancia a los juegos presexuales y por lo tanto, intentan evadirlos en la medida que les sea posible. Quizás el primer problema sea meramente terminológico: juegos presexuales, prólogos, preámbulos... son muchas las palabras utilizadas para enfatizar (o sería mejor decir: minimizar) la importancia de esos momentos anteriores a la penetración. No puedo resistir la tentación de comentarles que actualmente hay unos cuantos sexólogos y psicólogos que están abogando por un cambio de nombre de forma tal que esta etapa de la relación sexual cobre su verdadera importancia.  

Pero más allá de las disquisiciones gramaticales, lo cierto es que en nuestra cultura los juegos presexuales no siempre tienen el papel que merecen. Las causas pueden ser muy variadas, partiendo desde una inadecuada identificación entre coito y penetración hasta una disfunción eréctil. En el primer caso la persona simplemente considera que la relación sexual es sinónimo de penetración, es como si ese fuera el único momento importante en el encuentro sexual. El segundo caso, desgraciadamente, también es muy frecuente: hay muchos hombres que sufren diferentes grados de disfunción eréctil por lo cual, apenas logran una erección medianamente buena, se precipitan a penetrar a su pareja por el miedo a perder la erección. En ambos casos es necesario un cambio de mentalidad: la relación sexual es un acercamiento de los cuerpos, es redescubrir a la pareja, degustarse y brindarse placer; y las formas de recibir y dar placer son muy variadas.

El problema en otras ocasiones inicia porque, con la pasión que caracteriza a las relaciones recién iniciadas, en muchas ocasiones a las mujeres no les apetece alargar los juegos presexuales y pasan directamente a la penetración. En esos "días de estreno" basta una mirada para encender el deseo pero con el paso de los años se van haciendo necesarios nuevos alicientes para encender la relación, entonces... ¿cómo le digo que me apetecen los juegos presexuales sin dañar su susceptibilidad?

Considero que existen básicamente dos formas:

- Sugerirle in situ lo que nos apetece mediante juegos de forma tal que nuestra pareja comprenda que no valen los apresuramientos y que nos apetecería disfrutar más de esos momentos altamente eróticos.

- Hablar claramente de lo que nos apetece. En ocasiones la técnica anterior no funciona, no podemos esperar que nuestra pareja pueda captar todos los mensajes en clave que le enviamos. Entonces podemos iniciar la conversación explicándole cuanto lo deseamos y cuán atractivo nos resulta; precisamente porque nuestro fuego no está extinto, nos apetece variar algunas cosas en la relación sexual, poder mimarla y dedicarle más tiempo.

Un buen comienzo sería resaltar todas las cosas positivas de la relación sexual y hablar de lo que nos gustaría mejorar o cambiar evitando siempre el tono de reproche.

Luego podemos invitarlo a que nos comente su percepción, qué ideas tiene, cómo se siente al respecto. Cuando una relación sexual no va del todo bien los cambios deben realizarse en ambas partes. Probablemente existan algunas cosillas nuestras que a ellos no les agradan mucho por lo cual también será necesario comprometernos con el cambio.

Y por último, pero quizás el más importante de los tips: debemos ser proactivas sexualmente. Las palabras se las lleva el viento, reza un refrán popular, a menos que... se lleven a hechos. Existen muchas parejas que llevan algunos años juntos, ya han establecido una forma rápida y medianamente placentera de satisfacerse mutuamente por lo cual, el cambio puede producirles miedo o vergüenza; tomar la iniciativa es particularmente difícil, tanto más si la idea no partió de nuestra pareja. Así, si verdaderamente deseamos un cambio, es cuestión de tomar las riendas, reinventarse las reglas que hasta el momento habían regido la relación sexual y darle rienda suelta a la creatividad y las fantasías eróticas. De seguro el cambio vale la pena.

Fuente: http://sexo-eros.blogspot.com/2010/02/los-juegos-presexuales-como-le-digo-que.html

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