jueves, 14 de octubre de 2010

El matrimonio en la tercera edad


Hace algunos meses hacía referencia al sexo en la tercera edad citando una investigación desarrollada en la Universidad de Gothenburg en Suiza que nos afirmaba que cada vez son más las personas que tienen sexo a sus 70 años y lo que es más gratificante aún: cada vez son más los ancianos que se sienten satisfechos con sus vidas sexuales.

De la misma forma, los matrimonios en la tercera edad también se hacen más comunes (alrededor del 1% de las nupcias que se realizan en España corresponden a personas mayores); si bien esto no indica que son más aceptados culturalmente ya que la construcción social tradicionalista tiende a inhibir (o incluso a negar), la sexualidad del adulto mayor. La sociedad tradicional mantiene una visión negativa de la vejez y ejerce una cierta ?sanción social? con respecto al matrimonio entre las personas mayores, como si entre éstas no existiese la posibilidad del enamoramiento cuando verdaderamente la persona que perdió su cónyuge anterior por alguna u otra razón; no tiene que negarse la oportunidad a amar nuevamente y sentirse acompañado.

El hombre o la mujer de más de 65 años han tenido más tiempo y oportunidades que los jóvenes para aprender a amar de forma más completa, conjugando la pasión con la responsabilidad por el otro. No obstante, esto no asegura el éxito del matrimonio que se expone a duras pruebas y que en cualquier edad depende de la capacidad de la pareja para adaptarse a las peculiaridades de la otra personalidad.

Otras de las problemáticas a las que deben enfrentarse los matrimonios de edad avanzada son las dolencias de salud de uno de los cónyuges. En muchas ocasiones las personas que deben cuidar de su pareja incapacitada pueden sentirse aisladas, enojadas y frustradas, sobre todo cuando ellos mismos tienen precaria salud.

En otros casos las parejas deciden disfrutar del retiro laboral aprovechando su tiempo de ocio para dedicarse a antiguos intereses y redescubrirse. Sin la presión por el cuidado de los hijos y sin la tensión laboral; el nuevo matrimonio puede dedicarse por entero a disfrutarse, algo que desgraciadamente muy pocos jóvenes pueden hacer debido a la vertiginosidad a la cual compulsa la vida cotidiana.

No obstante, es válido aclarar que como no existen los antecedentes de convivencia mutua las personas deben meditar profundamente esta decisión; asegurándose que su única motivación no sea la soledad sino que detrás de este paso también exista la posibilidad real de que ambos caracteres puedan compaginarse brindándose el uno al otro lo mejor de sus últimos años.

Uno de los sitios en los cuales se conocen las personas de la tercera edad son las Residencias de Ancianos o los Centros de Día; de hecho muchos de ellos han celebrado alguna que otra nupcia en sus instalaciones y otros ofrecen estancias matrimoniales.

Por ejemplo, en los centros de día en Madrid (instituciones no residenciales que atienden a personas de la tercera edad propiciando una atención durante las horas diurnas mientras que por la tarde/noche el anciano regresa a su casa en compañía de la familia) no solo se incluye el correspondiente servicio médico y la atención psicológica sino también la ayuda fisioterapéutica y rehabilitadora.

Pero más allá de estos servicios médicos, el centro Enebral también desarrolla una iniciativa donde no se descuida la imagen personal (hecho que el anciano agradece muchísimo) incluyendo un servicio de peluquería y podología y a la misma vez apuesta por la realización de actividades socio-culturales que contribuyen a aumentar la calidad de vida del anciano y a su socialización.


Fuente:
Sánchez, P. & Bote, M. A. (2005) Los mayores ante el nuevo matrimonio: El caso de España. Revista Española de Geriatría y Gerontología; 40(3): 158-165.

Fuente: http://sexo-eros.blogspot.com/2010/10/el-matrimonio-en-la-tercera-edad.html

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