
Muchas mujeres cuando se enfrentan a la disfunción eréctil o ante la inapetencia sexual de su pareja sienten una profunda inseguridad, un temor espantoso y unas enormes ganas de huir de la situación incómoda que es interpretada como un rechazo a su sensualidad. También ellas sienten que están fallando en su papel seductor pero por sobre todo, muchas consideran que la responsabilidad de solucionar ese "problema" es exclusivamente masculina.
Así, nosotras mismas nos tejemos la tela de araña que tanto evitamos: si sentimos pavor ante un pene flácido o ante el rechazo del acercamiento sexual que intentamos, inconscientemente también nosotras estamos fomentando el falocentrismo, el culto al pene y a la penetración como vía esencial de satisfacción sexual. No es extraño que después los hombres se centren exclusivamente en aquella parte del cuerpo que resulta "más importante" reduciendo el encuentro sexual a la erección y la penetración.
Una encuesta realizada en los EUA hace algunos años arrojó que el 62.7% de los hombres ha tenido relaciones sexuales sin ganas mientras que el número de féminas que iba a la cama sin desearlo era menor: un 46.3%. Un 35% de los hombres encuestados, contra un 11% de las mujeres, explicaba que su comportamiento se sustentaba esencialmente en tres motivaciones: obtener experiencia, la necesidad de aventuras concretas para conversar con los amigos y reafirmar la confianza en sí mismos.
Luego, existe otro gran problema: la presión de estar siempre listos genera la ansiedad de desempeño con sus consecuentes efectos nefastos. Un buen porcentaje de los hombres que experimentan la eyaculación precoz y la disfunción eréctil están sometidos a la ansiedad de prestación, como también se le conoce a esta tensión que implica el estar ?listos? y ?en forma? para el acto sexual.
En resumen, que a pesar de la revolución sexual (existen algunos días que me la cuestiono seriamente) y tantos años de relaciones de género, muchas personas continúan creyendo que es deber del hombre estar pronto para la relación sexual sin percatarnos que tanto el hombre como la mujer experimentan días malos, cambios de humor, problemas cotidianos, se enfrentan a preocupaciones y responsabilidades que pueden echar su libido por el piso... y la cuenta continúa.
Fuente: http://sexo-eros.blogspot.com/2010/03/los-hombres-estan-siempre-dispuestos.html
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